Tucumán Arde = a 50 años. Beatriz S. Balvé

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“Tucumán Arde = a 50 años”[1]

Beatriz Balvé[2]

A partir del despliegue de la información, hemos intentado hacer observable la cantidad de espacios involucrados en la acción del grupo Tucumán Arde (TA).

En la primera parte del plan, los artistas de Buenos Aires y Rosario se establecen en Tucumán con los funcionarios de la cultura oficial, más pobladores, obreros y sus familias, empresarios de ingenios azucareros, dirigentes sindicales y algunos dirigentes estudiantiles.

Nos interesa detenernos en la segunda etapa del plan que comprende la muestra propiamente dicha, que se presenta primero, en el local de la CGTA (CGT de los Argentinos) de Rosario (Santa Fe) y posteriormente en la CGTA de Buenos Aires.

En general, en los estudios que hemos consultado acerca de la experiencia Tucumán Arde, se atribuye a la CGT ser el lugar físico donde se presenta la muestra. Es decir, que lo que antes hacían los artistas en instituciones del arte, ahora se hace en la CGT.

Desde nuestra perspectiva, esta forma de mirar el problema tiene la limitación de no hacer observable que la muestra en la CGT implica que se ha constituido un nuevo territorio social, sobre la base de una relación social entre los artistas y el activismo sindical constituyendo una fuerza como representación del conjunto del movimiento obrero.

Si esto es así, habría que desentrañar por qué y para qué, se estableció la articulación entre el programa de la CGT y la nueva estética de los artistas, donde el espacio en el que suceden los hechos sería un indicador de algo nuevo que se constituyó.

En la inauguración de la muestra, el Secretario General de la CGTA Raimundo Ongaro, expresó “Hemos caminado mucho por todo el país, por nuestra tierra. Hemos estado en las ollas populares. Hemos visto el grado de humillación y vejación que significan (…) No solo la falta de pan, sino también la explicación de por qué cierran los ingenios. Gracias a estos artistas es posible que más trabajadores en todo el país conozcan lo que pasa en la Argentina” (Descripción de la muestra de T.A. realizada por el órgano oficial de la CGT, año 1, número 31 en “Tucumán Arde”).

ARTE POLITICO O ARTE SOCIAL    

En relación a Tucumán Arde (TA) se han ido construyendo distintas imágenes, tanto por quienes se han ocupado de estudiar el hecho como por parte de los artistas que participaron y tienen su propia interpretación.

De este conjunto, lo que más nos interesa son aquellos que conciben el hecho TA una alternativa estética que expresa la fusión del arte y la política, o la conceptualización de arte político.

La emergencia de una nueva estética a la que se conceptualiza arte político presupone que el arte no queda subordinado a la política ni esta al arte, habida cuenta que los elementos políticos son intrínsecos a la obra misma. Esta conceptualización sobre Tucumán Arte donde lo político debería quedar localizado en la obra impediría hacer observable la existencia de cualquier otra determinación ajena al grupo de la vanguardia de arte y su propia actividad.

Desde nuestra perspectiva, si esto es así, la concepción ideológica que subyace en este razonamiento, es que las relaciones políticas se establecen entre individuos o grupos de individuos relacionados por actividades afines con lo cual, esta sería una visión corporativa de las relaciones políticas en el campo artístico cultural.

Quede claro que lo que decimos nada tiene que ver con la significación que se desprende del hecho de TA, sino que refiere al discurso ideológico de los que se han ocupado de investigarlo.

En el campo de las artes visuales y a lo largo de la historia contemporánea se han ido construyendo por lo menos dos cosmovisiones estéticas.

Una conocida bajo la fórmula del arte por el arte (ej.: Di Tella) y la otra el llamado arte de compromiso donde lo que pesa es el significado-contenido- de la obra de arte. Dentro del mismo campo a estas alternativas se las ha presentado como antagónicas cuando en realidad no lo son habida cuenta que las dos parten de una misma cosmovisión ideológica que refiere al individuo (artista) aislado y solo relacionado con el producto de su actividad, la obra de arte. De esto se desprende que no hay dos alternativas sino solo una. La que revaloriza el arte como objeto de contemplación.

Si esto es así, la tesis del arte por el arte o arte de compromiso solo puede entrar en contradicción con la concepción estética que reivindica el arte como medio para la transformación social y donde la hipótesis sería que en esta diferencia se asienta la distinción entre el ámbito de lo social y el ámbito político.

En el proceso de la década del ´60 hemos visto que lo que se instala como dominante, en el mundo artístico, es el comportamiento alineamiento de los artistas plásticos con las luchas políticas y sociales nacionales e internacionales.

Siendo esto así y planteada la contradicción entre arte para la contemplación y arte que colabore en el proceso de la transformación social deberíamos retornar a la conceptualización de arte político en función de dilucidar cuales son los supuestos de carácter teórico sobre los que se ha construido esta conceptualización.

De ahí que entonces la significación política que tuvo el hecho de Tucumán Arde, es que logró vincular la dimensión de la economía y la política y esto queda expresado en la concepción de una estética orientada a la transformación social por parte de quienes produjeron ese hecho.

Por otra parte, la conceptualización de Tucumán Arde como arte político guarda relación con una visión de carácter institucionalista, habida cuenta que es solo tenido en cuenta el aspecto instrumental que persigue Tucumán Arde que es denunciar una situación. Ahora, en la medida que Tucumán Arde haya quedado contextualizado bajo la formulación de una estética que postula la transformación social o arte revolucionario, de facto se produce una oposición donde la contraposición es arte político como oposición a política de gobierno y arte político como oposición a una política de masas dentro de una línea de enfrentamiento estado-masas.

En este marco interpretativo y dentro del proceso que constituyó a Tucumán Arde, la tarea social de organizador de la fuerza social la realiza el movimiento obrero, porque además de ser el que convoca, es el que fija el programa (programa de la CGT del 1 de mayo) y es ese programa el que permite que se establezca la conexión dentro de la fuerza de las partes con el todo, a saber la tarea de agitación de los artistas -operativo denuncia-, con la tarea de propaganda que aportan los intelectuales en el periódico de la CGTA y las investigaciones de CICSO que consiste en explicar las leyes del movimiento, en términos de leyes sociales.   De allí que son estas tareas, agitación y propaganda articuladas por las tareas de organización del movimiento obrero, la que logran que se constituya la fuerza bajo la conducción y por extensión de la clase obrera.

Las condiciones objetivas y una disposición subjetiva a la lucha, explica que se establezca esa interrelación. Desde nuestra perspectiva, las condiciones de una situación revolucionaria son las que permitieron la emergencia de un movimiento democrático revolucionario de masas, que en su acción modificó o alteró las concepciones ideológicas existentes que incluye el campo de la estética y de la ciencia.

De allí que para nosotros TA es el observable que permite descubrir que en el período, lo nuevo que se constituyó es la relación Arte y Ciencia, en relación al Programa del Movimiento Obrero. Donde la Ciencia tiene que ver con una disposición subjetiva de construcción de verdad y desentrañar en donde residen las fuentes de la dimensión poder.

Finalmente. La concepción ideológica que conceptualiza a Tucumán Arde, Arte Político es la referencia a una visión ideológica que identifica política con los intereses corporativos de una fracción de la sociedad, y donde la dimensión lucha no existe y si la lucha no existe no hay crisis ideológica y ruptura.

La tesis que se desprende de este trabajo, es que los artistas e intelectuales pudieron realizar Tucumán Arde porque habían logrado enrolarse en una fuerza social de enfrentamiento, dentro de una línea de enfrentamiento estado-masas y, donde a partir de una disposición subjetiva a la lucha, la crisis ideológica llevó a una ruptura con las instituciones de la sociedad oficial.

La caracterización de un período, al que se conceptualiza revolucionario, es lo que da pie a la interpretación de Tucumán Arde es la expresión de una nueva estética que se asienta en una relación articulada con el proceso de construcción de una vía democrática revolucionaria de masas, lo que posibilitó el inicio de las condiciones de una nueva cultura nacional, científica y de masas.

Por ello no fue arte político. Fue arte social. Formó parte de un proceso y una fuerza social, constituyendo desde el arte, un hecho social y lo es porque desde el proletariado convulsiona y afecta a la sociedad en su conjunto.

Si la política sin lucha es el ámbito de la negociación, la pregunta sería ¿La situación de crisis y ruptura en las relaciones de los artistas con las instituciones del arte se produjo al margen o dentro de las relaciones de lucha de la sociedad?

De esto se desprende otra pregunta ¿Se podría haber establecido una nueva relación entre artistas, intelectuales y movimiento obrero sin que previamente se hubiera iniciado el proceso de descomposición de las relaciones preexistentes de los artistas e intelectuales con el mundo de la cultura? ¿Qué valor vamos a atribuir a los campos económico, político y teórico en la conceptualización de los hechos? (…)

Hemos conceptualizado a TA como un hecho que se desprende de un programa estético, cuyo contenido guarda relación con el programa general de la época que refiere a la teoría de la transformación social.

Nuestra tesis consiste en afirmar que TA fundó una nueva estética como consecuencia de que se incorporó a una línea de enfrentamiento entre Reformismo y Revolución. Este enfrentamiento refiere a una contradicción, que brota del seno del movimiento de masas, entre la concepción liberal reformista y el socialismo de masas.

La conceptualización de Tucumán Arde referida a la “fusión del arte y la política” sólo se sostiene, hoy día, por la ausencia de la lucha de masas y el desarme en el campo de la lucha teórica. Por eso aparece como la única visión posible, ya que se encuentra observada desde el campo de la cultura. Pero sucede que Tucumán Arde estableció una ruptura con la cultura. A partir de esa ruptura, dejó de ser un hecho de la cultura y pasó a ser uno de los tantos hechos producidos por la fuerza de masas que inauguró un período de lucha.

Buenos Aires 20 de mayo de 2018

[1] Conferencia pronunciada en el ciclo “1968-2018. A cincuenta años de la CGT de los Argentinos”, 3 de Mayo de 2018, Centro Cultural “Paco Urondo”, Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.

[2] Directora del Centro de Investigaciones en Ciencias Sociales (CICSO).

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